Según dice la leyenda, la primera persona que bebió una taza de café fue el poastor de cabras del siglo IX Kaldi, quién observó que su rebaño, tenía más energía cuando consumía los frutos rojos de cierta planta. Recolectó los frutos y se los llevó a un hombre sagrado musulmán quén los arrojó al fuego. El olor del tostatodo era tan delicioso que rápidamente recogieron los granos, los molieron, los meclaron con agua y los bebieron.
Sin embargo, la primera evidencia verosímil del uso del café como bebida se remonta al siglo XV, en el que los monjes sufís lo bebían en lo que actualmente es Yemen. El público los descubrió en las primeras cafeterías de El Cairo y la Meca, y los aventureros pronto comenzaron a introducirlo a todo el mundo.
